Poco a poco fui descubriendo un mundo de posibilidades fotográficas, mi cámara respondía como yo quería y mis fotos pasaron a otro nivel. Aprendí no sólo a controlar la cámara , aprendía también a ver.
Desde entonces me he dedicado a plasmar la infancia, el desarrollo, el crecimiento de mis hijos casi a diario, y casi sin darme cuenta la fotografía se ha convertido a día de hoy no sólo en una pasión, una vía donde canalizar mi creatividad, en una válvula de escape para huir de los malos momentos que nos da la vida, una nueva manera de contemplar la vida, una forma de conocer gente, de reír, de inventar, de dar y de recibir.